Pocas veces
utilizo nombres reales en los poemas. Los poemas no pertenecen a nadie para que puedan
pertenecer a cualquiera. Sin embargo, Susana Chávez, Mauren Ada y
ahora, desgraciadamente, Shira Banki. Tres crímenes de odio. Estos
poemas les pertenecen a ellas, y a quienes nos pongamos a su lado. Es
mi forma de que tú también lo hagas.
Gracias a Uxue por
animarme a escribirlo, y a Edurne por encontrar esta hermosa música
e interpretarla con su arpa.
Un mundo mejor
Cuando yo tenía
dieciséis
escribía poemas
de amor
a un tú sin
género.
A una chica de
dieciséis
se le hace duro
enfrentarse al mundo
con sus chicos y
chicas y sus formas sutiles
y no tanto
de mostrarte el
camino.
Yo lo hice muy
despacio,
me costó ser
valiente, lo fui muy paso a paso.
A los dieciséis
años
una quiere ante
todo a los amigos.
Una se quiere poco
todavía, necesita
practicar,
aprender con ellos que el amor
se elige y elegir
querer, y ser
también
elegida.
Shira Banki no
tenía dieciséis todavía
cuando fue a
apoyar a sus amigos gais.
Shira Banki es la
amiga que he encontrado en mi vida
muchas veces,
la que vino
conmigo a un bar de ambiente,
la que me vio
llorar, la que rió o sufrió
conmigo cada vez.
Shira Banki llegó
hasta el centro de Jerusalén
y la mataron por
la espalda
en el nombre de
dios.
La realidad supera
a las metáforas.
Por eso no diré
truncada flor
ni la mano del
odio.
Te digo, Shira
Banki, que te quiero,
que lloré de
verdad al ver tu foto,
que llegaste hasta
el centro de Jerusalén
y has hecho el
mundo mejor.