A causa de un contratiempo he pensado en la palabra contratiempo, que es de las menos metafóricas de las palabras, que es exactamente lo que dice que es, una palabra totalmente sincera, que da la cara, por muy fea que sea: contra el tiempo, contra tu tiempo, aparezco, cambio su curso, tu plan.
No estoy acostumbrada a estas palabras, ya hace mucho que me di cuenta y luego lo leí en un libro muy gordo: que el lenguaje es todo metáfora, y la poesía, ni te cuento.
Pero -también se ha dicho muchas veces- lo que pasa es que para contar con verdad, la mayoría de las veces, no se pueden usar palabras así, tan únicamente descriptivas, como no se puede hablar de amor con un manual de anatomía en la mano (por más que sigan intentándolo en la escuela) ni de justicia con una calculadora, ¿o sí?
Y alguna vez, de esto no hace mucho, alguien tuvo un contratiempo y no acudió a su cita conmigo. Y no sé cuánta verdad había en eso. O, dicho de otro modo, aquel día me quedé a falta de una metáfora, o de dos, de algo que lo explicara todo. O quizá, quizá ya estaba dicha, así, y nada más.