martes, 3 de febrero de 2015

Reescribiendo Sirena

Vamos con Sirena, que era difícil y raro y ahora lo sigue siendo pero un poco menos. Cada vez más mío y más de todas, me gustaría, de tantas que somos menos o más o casi pero nunca mujeres. Estos versos son nuevos, y la palabra estirpe, al lado de maldita(s), que debo a la lectura del último libro de Itziar Ziga y que se plantó aquí, resolviendo el poema. Gracias.
Gracias a todas las que cuestionan el término mujer, sin las cuales personas como yo tendríamos aún más rara y difícil la vida en tierra.




Sirena

Alguien ha sido dulce
y le ha dicho sirena,
y ha sabido de pronto su nombre.
Era un escalofrío
subiendo por sus piernas.
Sí, sirena, me llamo sirena,
no estrecha, no virgen, no niña,
sirena.
Maldita como tantas
por ser menos, o más, o casi, pero nunca
mujeres.

Ahora, fiel a su estirpe,
se montará en las olas
y dará
unos primeros pasos en la arena
blanda, mansa, caliente,
el único camino a tierra firme
que recorren sin miedo las sirenas.



Esta es la entrada del poema original. La pongo, sobre todo, por el dibujo, como anillo al dedo, de Miriam Cameros.




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