Se deciden al
salir del local,
por fin a solas
en mitad de la
calle.
Ya no pueden
parar.
Un tipo grita que
hay que limpiar el barrio
cada vez que se
juntan sus bocas.
Y, aún cuando se
protegen
una a la otra
imperceptiblemente
(estrechando el
abrazo, mirándose sin prisa),
encuentran
suficiente
intimidad.
"El amor es más fuerte que el odio" ALEXANDER DEMIANCHUK / Reuters |