Había lluvia y
paredes.
No conocía las
calles.
No me encontraba a
nadie.
Había charcos,
farolas, niebla.
No tenía prisa.
Había papel y
boli,
escribía y
tachaba.
Hablaba de lo que
no entendía.
Sufría de
cualquier modo.
Había tardes.
Muchos puntos
seguidos, me decían.
Escribía en
cuadernos y veía,
lo veía todo.
No sabía nada.
Había siempre
pájaros y hormigas,
árboles y
ventanas,
ventanas
encendidas y apagadas.
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