Cuando el verano
se hace sombra fría entre los árboles,
la brisa empieza a
ser viento
y el sol a tener
prisa en marcharse,
cada vez más
temprano, más temprano,
los gestos y
palabras aprendidas
se desvanecen, se
desvanecen.
Nada importa tanto
como tu fuerza
abrazada a la mía
moviéndose,
moviéndose
desnuda.
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