También estaba ese chico, joven, casi un niño, y guapísimo, que se convirtió en mi sombra. Un día me contó una historia terrible, y luego, cada día, una más terrible que la del día anterior.
Al final, tuve que decirle que se fuera. Prefería verle jugar en la playa con sus amigos que conmigo. Entre todos, quizá podríamos contar su historia.
Me encanta la descripción, trascripción, historia o relato de lo que parecía y no era...
ResponderEliminarYo también acabo de regresar de ese continente, y cuando escucho sus historias sólo puedo callar e intentar interiorizar las cosas y sacar algo de todo ello.
ResponderEliminarContar su historia... es lo que más difícil me resulta después de 5 años!
yo tengo unas conchas, que creo que me dan suerte.
ResponderEliminar; )
Yo me callo y escucho, que no creo que pueda aportar nada sobre el tema. Pero sigue, ¡sigue!
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