Exageradxs
A ella también se
lo decían:
cómo andas, y ay
chica, ese pelo.
Sigue sin entender
que ahora no se le
note, o que digan de otros
que lo que no les
gusta es que exageren.
Nadie le recrimina
a un león su
melena
ni a una orquídea
el fulgor
de sus pétalos.
Nadie tomó jamás
por una farsa
la lluvia, el
color de la sangre,
la muerte.
Nadie le dijo al
sol que se quedara en casa
o que se fuera al
club, lejos de las miradas,
como
una buena estrella.
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