Vi un corzo,
saltaba.
Lo vi desde el
coche.
No te lo conté.
Yo,
que siempre
contándote
estaba.
No te lo he
contado.
Porque había
tanto que contar,
por nada.
Y ahora, cuando el
tiempo
se ha ido, de
pronto
ni mucho ni poco,
me acuerdo del
corzo
que no te conté,
me acuerdo de cómo
lo vi y pensé se
lo contaré,
y cómo saltó
y cómo se fue.
Todo miramos -a veces de reojo- todo lo que se fue tras el corzo.Un poema precioso.
ResponderEliminarmuchas gracias :)
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