Que era invierno y
las yemas de los árboles
jugaban con la
niebla,
que tus dedos
tocaban como ellas
o a ellos los
tocaba como ella
mi cuerpo,
que había nieve y
cada vez la nieve
era nueva.
Guardo capas de
frío, de este, que será aquel
que bramaba
inocente y
sin respuestas.
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