La iniciativa surgió tras el asesinato de la poeta y activista juarense Susana Chávez, comprometida con las víctimas de feminicidio, en enero de 2011.
Este es el cartel del recital que celebramos en Pamplona, una de las más de 130 ciudades de todo el mundo que se han hecho eco de la convocatoria, y aquí debajo, el poema que escribí y leí.
Gracias a Txiki, de In Verso Troupe, a Uxue, a Iosu, a Iñaki, a Itziar, a Pedro, y a todos los demás, por organizar, compartir, y sobre todo, encender, y exigir, un poco de luz.
Enciendan la luz
Susana Chávez.
Meto
la nariz en la nube
buscando
su nombre y circunstancias.
He
paseado por Ciudad Juárez y sus maquiladoras,
mujeres
de entre 15 y 25
que
tienen que dejar sus estudios
y
ponerse a trabajar en la frontera
para
volver a casa por lugares sin iluminación.
Las
mujeres solitas
y
las niñas,
como
Alma Chavira y Gladys Janeth Fierro,
que
aparecen después en el desierto.
He
encontrado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
y
los cárteles del narcotráfico,
y
las manos baratas, y los sueldos de los policías,
y
el dinero que el hombre lleva a casa,
que
para eso es hombre,
como
el padre asesino de Rubí Marisol,
al
que absolvieron y luego condenaron
cuando
ya había huido.
He
encontrado a Marisela Escobedo, madre de la joven,
recibiendo
un balazo frente al Palacio del Gobierno de Chihuahua,
al
que acudía sin descanso
exigiendo
justicia.
Más
de diez mil visitas al video de youtube:
su
última carrera antes de caer muerta,
grabada
por las cámaras de seguridad.
He
encontrado a un fiscal general diciendo:
el
asesinato de Susana Chávez
no
tiene relación con su papel de activista.
Se
había encontrado con un grupo de jóvenes con el que se fue a
divertir
pero
como estaban drogados y alcoholizados
perdieron
el control y la asesinaron.
Susana
Chávez era poeta.
He
encontrado su blog,
que
aún respira pidiendo comentarios.
Aún
se puede leer que actualmente
estudia
Psicología y administración
y
trabaja en un nuevo libro.
Se
citan sus lecturas en cafés, comités
y
marchas para desaparecidas.
Y
están sus versos
en
letra blanca sobre fondo negro
y
a doble espacio.
A
mí me parecieron luz de farolitas
intentando
alcanzarse unas a otras
en
mitad de la noche,
en
mitad de esta noche,
en
que coso palabras -la herida sigue abierta-.
Ahora,
que llegué a casa,
después
de ser mujer por la avenida.
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