Pon una calle nueva y empiezan: primero son cuatro, luego el doble, en poco tiempo, no queda espacio para uno más. De nada sirve echar más asfalto o crear subterráneos. Pero lo peor de este parásito es que transforma a su huésped volviéndolo irascible y agresivo, hasta anular cualquier rastro de humanidad.
Yo también estoy en contra de los árboles...a por ellos !
ResponderEliminarBerandu heldu zinelako diozu hori...
ResponderEliminarBai, eta horren parte naizelako... barkamenak.
ResponderEliminarIñigo: sí, sobre todo los que ponen fuera de la acera, ¡que mi frego no cabe entre dos!